Sentada , con la tarde completamente caída, puedo oír mi respiración al fin. No hay que poner ninguna cara en especial, ni cuidar los modales. Este cuerpo se encorva, cae un tanto resbalando de la silla, hasta hacer equilibrios. Mis dedos de los pies se abren ya sin el atrapamiento de los zapatos. La panza se expande por que no me tengo que ver delgada. Rasco mis ojos, aunque se corra la pintura. Repaso cada diente con la lengua, sintiendo que ya sería rico cepillarlos todos de nuevo y meto los dedos de la mano en las raíces del pelo de mi cabeza. Me toco la piel de la cara, y noto que está grasosa, un poco pegajosa. Me aprieta el corpiño y uso mis manos expertas en zafarlo. Respiro en paz, desabrocho el botón de la falda, y mis músculos son libres y pueden caer a su gusto. Qué rico. Decido ir por un pan a la cocina, regreso a comerlo al mismo lugar, mirando la superficie de la mesa, brillosa y a la vez polvosa. El bizcocho sabe tan dulce, tan suave, hasta empalagoso, y el impulso es masticarlo despacio, tragando y mirando las paredes, olvidada de mí misma.
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¡Que rico si, este momento del fin del día! Lo relates tan bello que tenga una sonrisa de complicidad hasta tí. De repente, me acuerdo de lo que decía mi mamá, cuando era niña, a propósito de este momento: “Es la hora dulce”…
Has descrito uno de los pequeños placeres de la vida, precisamente cuando llega ese momento del día donde liberamos cargas, dejamos de ser mundanos y nos entregamos a la dejadez pecaminosa de ser mas que nunca nosotros mismos.
Completaría ese cuadro con el andar descalzo o porque no? (sshhh) desnudo por la casa.
¡Qué bueno el bizcochito!
¡Y qué buena la plantita que hoy pasa por el blog!
jjjejjeejejej
¡Viva el placer!
Todo un domingo triunfal…
Me gusta este diseño selvático y estupefaciente, con él y con tus profundas letras entro en cierta hipnósis. 🙂
Los botones ceden poco a poco.El cinturón hace un ruído como de suspiro que se va flotando; los zapatos caen de costado y ahí permanecen, cansados;y entónces…¡ough! Voayerismo sutíl, encantador.
(Gracias por tu comentario de la lagartija… que por cierto de grande no tiene pero ni la letra..jajaja)
¿Estar en la gloria se llama eso? jejeje
Los pies se van relajando, piden aire mientras tu caminas y los destrozas. La cabeza se ajusta se desprende se aprieta en tantas imágenes, en tanto ruido. La cabeza y los pies se desajustan solo cuando encuentras el momento perfecto del día en el que puedes sacar la barriga sin que nadie te diga nada.
Any given sunday…
qué rico ser alma!
Sí es maravilloso…total distensión
no te pasa también cuando estás bajo la ducha?
Intento dejarte mensajes y no lo logro.
¿Estoy condenado al silencio cuando visito su patio, tan cambiante?
Me encanta esta sensación del final del día, ya estoy deseando llegar a casa…
De vez en vez, los sentidos estan tan despieertos que hasta sentir el cm que se expande el pulmon al respirar se puede apreciar, porque no, digo, el pan y la vida al llegar, descansar, relajarse y, quitarse la ropa…
La vida misma…
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Tu poesia me deslumbra. Que mundo mareavilloso me abre. La asocio con mis deslumbramientos cotidianos.
En ocasiones ese abandono del que escribes a mi me permite hacer actividades que en público sería asquerosas, provocativas o enfermizas, bendita privacidad…
Preciosa Mimí, muuuuuucho trabajo!! pero no me olvido de leerte. Besos